Lateralus.

Negro y luego blanco es todo lo que veo en mi infancia.

Rojo y amarillo llegaron para ser, alcanzándome.

Déjame ver. Abajo, tan arriba y más allá, imagino

arrastrado más allá de las lineas de la razón.

Presiona el envoltorio. Míralo doblarse.



Mucho pensar, sobre analizar separa el cuerpo de la mente.

Marchitando mi intuición dejando todas estas oportunidades detrás.

Alimentando mi deseo para sentir mi momento irse fuera de las líneas.

sábado, 11 de junio de 2011

No estoy solo.

Hoy desperté temprano, más de lo común. Al instante de abrir los ojos y ver esos colores cálidos apoderarse de mi entorno, al momento de sentir ese aroma a vainilla que rodeaba mi nariz y al sentir ese frío que me provocaba deseos de acostarme y acurrucarme en mi caliente cama noté de inmediato que este día iba a pasar algo extraño. La exaltación que le subía la adrenalina a mis venas era independiente, resistí todo el frío y tiré lejos las frazadas, para acostumbrarme de una vez por todas a no necesitar de su calor. Corrí al baño y limpié mi rostro opacado por el sueño, luego contemplé mi reflejo y me dije a mi mismo: "hoy, lo lograré". Lo demás fue rutinario, vestirse, cepillarse los dientes, acariciar a mi perro, beber un vaso de leche chocolatada, encender un cigarro y dirigirme a la plaza a elevar un volantín. Mañana cumplo 14 años... y una vez más la añoranza se ha apoderado de mí, sentado en una banca con el volantín en mi mano, enciendo el segundo cigarrillo del día, observo lo que queda de luna y pienso en que me gustaría poder celebrar alguna vez mi Cumpleaños como un chico normal... pero papá consiguió sembrar en mí esa manera de  pensar tan oscura: "No tienes nada que celebrar, la mujer que te dio la vida no está aquí" a veces creo que mamá piensa diferente, quizás ella donde quiera que esté, celebre cada vez que yo cumplo años, con una copa de champán y esa armonía tan contagiosa que padecía. Al darle una última chupada a mi cigarrillo, se acerca una ex colega de mi papá, que me conoció cuando yo era más pequeño y lamentablemente se acordaba de mí. 
-Gabrielito, ¡Tanto tiempo! 
-Hola señora Lucy cómo le va?
Me miró algo sorprendida y contestó: - A mí muy bien, pero veo que a ti no mucho... ¿comenzaste a fumar ya? 
Contuve por cinco segundos una molestia que se produce en mi cuando me hacen una pregunta innecesaria, -creo que eso viene de familia, odiamos las preguntas innecesarias-. 
-Sí, repliqué.
 -Pero cómo, si recién vas a cumplir catorce añitos... qué diría tu mamá si te viera. 
-Adiós señora Lucy, debo irme. Di media vuelta y me fui. Claramente no me fui a casa... mi objetivo era elevar ese volantín y tenía que hacerlo, comencé a buscar otro parque y en el recorrido recordé las palabras de la señora Lucy. Si bien me desagradaron bastante, me hicieron meditar mucho. ¿Qué diría mi madre si me viera? he cambiado tanto desde que ella no está, pero sé que ella no es de esas personas que pierden el tiempo discutiendo cosas que al fin y al cabo terminarás haciendo igual. Eso es lo que más me gustaba de ella, su personalidad tan pasiva, siempre nos decía que todos sus actos eran llevados a cabo por una conexión que mantenía con el universo y con lo más maravilloso de la vida. Llegué sin darme cuenta a un parque que jamás había visto, estaba vacío y tenía muchos colores, el pasto era de un verde clarísimo y en él se reflejaba el brillo de la luz solar, habían juegos de todo tipo... pero la vida en ese lugar era escasa. Creí que era todo perfecto, saqué mi volantín y comencé a desenredar el hilo,  me dirigí hacia el centro del parque, coloqué ahí mi volantín y con el hilo en la mano comencé a correr por todas las orillas del parque, con todas mis fuerzas y entregándole mi alma al viento, sonreí porque la vida me daba motivos para sonreír, pensé en todo lo que he sufrido, y luego pensé en que en esos momentos las penas quedaron atrás, porque estaba cumpliendo mi mayor sueño... mi más grande deseo, llamarla a ella, que escuchara mis gritos y viniera hacia a mí, para poder decirle todo lo que nunca le dije antes. Cuando dejé de correr y abrí mis ojos... miré hacia lo más alto y me di cuenta de inmediato que mi volantín apenas se veía porque alcanzó más allá de las inmensas montañas y el enorme cielo. De pronto, un conjunto de aves volando hacia la cordillera, se voltearon en dirección a mi volantín, con sus patas lo tomaron de cada punta y volaron hacia arriba, llevándolo cada vez más lejos hasta ya no poder verlo. En mis manos sentía como el hilo rodaba y rodaba y jamás se agotaba, sentía una brisa ligera acomodarse en mis narices. Ahí fue cuando por fin la vi. El corazón me latía mil veces por segundo, y grite: -¡¡¡¡¡¡¡Madre!!!!!!!!... estás aquí, yo sabía que me escucharías, yo sabía que no me dejarías solo, madre tengo tantas cosas que decirte, tantas cosas en las que necesito que me ayudes, madre por favor no te vayas nunca más. Yo lloraba como nunca, las lágrimas caían de mis ojos como las gotas en una tormenta de lluvia. Ella se acercó, secó mi rostro, me acarició la frente y dijo con un tono muy silencioso: -Gabriel... mañana cumplirás catorce años y quiero que celebres... que no dejes que nadie te diga qué hacer cuando tu sabes que lo que haces es correcto, yo siempre te voy a guiar, viviré en tu corazón para aconsejarte desde lo más profundo. Y por último quiero que sepas, que no debes esconderte de la gente, que no debes ocultarle nada a nadie, que seas siempre tu mismo y no cambies por nada ni por nadie, no dejes que te pasen a llevar, ni te dejes morir por las penas que llegarán a tu vida. Supera cada obstáculo porque yo estaré contigo apoyándote en todo lo que hagas. La gente te va a fallar, te va a mentir, vas a tener amistades falsas, vas a presenciar la maldad paseándose en tus ojos, vas a sufrir por amores, vas a pasar por tantas cosas, y no quiero que creas que te falto yo, porque no es así, yo he estado siempre contigo y hoy vengo para hacértelo saber. Te amo hijo, y recuerda que nunca estarás solo.


Hoy empieza mi primer día de clases de este año, y estoy feliz, muy feliz. Desde aquel día en el parque en el que sufrí un tipo de desmayo por tanta agitación física y emocional, desde ahí... tengo las cosas claras en mi vida. Mientras mi cuerpo no reaccionaba mi mente alucinó cosas maravillosas y logré comunicarme con mi madre. Sus palabras fueron justo lo que yo necesitaba, para abrir los ojos y darme cuenta de que la vida es hermosa, de que hay penas, sufrimientos y desgracias, pero hay algo que es muy cierto, nunca estás solo, y cuando tienes esa pequeña frase pegada en tu mente, todo se te hace más fácil. Descubrí tantas cosas por las que debo luchar, y encontré también la forma correcta de no cansarte de tanta lucha, y es amando lo que haces. Tengo claro que hoy no existe la justicia, que la gente buena sufre y la gente mala goza, que la superficialidad abarca la mente de todas las personas, volviéndolas ciegas, que en los estudios triunfa el que copia, en el amor triunfa el que es lindo, que en la vida triunfa el que tiene dinero. Pero yo ya no me preocuparé de eso... sé que la justicia no existe hoy, pero existirá mañana en algún lugar distinto, sé también que la vida es corta, y hay que disfrutar, porque existen momentos únicos que merecen ser recordados por siempre y hay que vivir esos momentos, vivir el presente, olvidar el pasado, y prepararte para un futuro mucho mejor. Por eso, y por todo, hoy soy feliz, y lo seré siempre, porque no estoy solo. Ahora, camino a mi escuela, sólo pienso en la alegría que sentiré al ver a mis amigos, a los que les debo un millón de disculpas, por no estar ahí para ellos durante todo este tiempo, por dejar que mis penas me alejaran de ellos, por no agradecerles antes todo lo que han hecho por mi. Hoy... comienzo a vivir.


Gracias mamá por cambiar mi vida, por cambiar mi forma de pensar y de ver la vida, gracias por entregarle esa alegría eterna a mi alma, por contagiarme tu armonía, por escucharme, por aconsejarme, porque gracias a ti soy feliz. Y gracias primordialmente, por no dejarme solo.